
Si ya no me alcanza la cabeza para pensar más en que podríamos hacer, si ya no sé donde encontrarte, si ya no me alcanza el ánimo de seguir sin verte, si no se me ocurre que más hacer y el viento ya no me da pistas, me queda dormir. Dormir para despertar mañana, sí, mañana, no en una eternidad, y volver a pensar en las mismas cosas y anotar de nuevo una nueva idea que se me venga a la cabeza y detallar cada movimiento tuyo cuando te vea pasar. Recordar tu mirada en mi mente y procurar nunca decirlo. Aunque pases a mi lado sin notarme, aunque me ignores y eso me haga daño, yo sigo aquí. Queriendo que me notes, soñando con el día en que te detengas frente a mi y me mires fijamente y me hables como si yo siempre hubiera existido en tu mundo. Me hables y te rías y yo... y yo...conmovida, congelada, con el corazón ardiendo en llamas y tú… y tú… mirando, tal vez, esperando un reacción, un sí, una sonrisa, pero es que no he prestado atención a tus palabras y en blanco quedó mi mente cuando tu mano rozó la mía. Lamentablemente no lo notaste. ¿Y qué debo hacer yo ahora? Me cuestionaré esto y mil cosas más. Una y mil veces más. Y nunca lo sabré, nunca lo sabré. Y es que tus manos llenan todo lo que palpas, aún la siento en mi hombro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario